viernes, 18 de julio de 2008

La hora de las comunidades

Diario El Comercio.
Opinión.
Pág. a4.

Viernes 18 de julio del 2008.

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RINCÓN DEL AUTOR

La hora de las comunidades

Por Jaime de Althaus Guarderas

Las comunidades campesinas necesitan que el Gobierno les proponga un modelo integral de desarrollo para conectarse al mercado y pasar a la acumulación capitalista. Y que la propuesta, por supuesto, esté respaldada con recursos y se pueda ejecutar. De hacerse, habríamos terminado por fin de saldar la brecha colonial, que es la principal falla estructural de nuestra conformación como nación. De paso, acallaríamos la campaña que quiere poner a las comunidades en pie de guerra contra una supuesta intención de despojarlas de sus tierras.

El sociólogo Rafael Tapia me señalaba la importancia del factor indígena en las últimas revueltas. En Moquegua, fueron comuneros de las alturas los que tomaron el puente Montalvo y corrieron con guaracas a la policía. En Madre de Dios, fueron nativos los que atacaron a flechazos a los agentes del orden y participaron en el incendio del gobierno regional. Y, hace unos años, en Ilave, Puno, fueron las comunidades y no la población urbana las que tomaron la ciudad y desataron la turbamulta que terminó en el linchamiento del alcalde, debido a que la municipalidad provincial no había cumplido con repartirles presupuestos participativos prometidos.

Hay un inconsciente colectivo muy reactivo y, por lo tanto, fácilmente estimulable. Es una sensibilidad histórica al despojo, al arrinconamiento, al menosprecio. No solo la Colonia. Más aun que ella, el siglo XIX, con el orden estamental y la expansión de las haciendas a costa de las comunidades. Por eso, en democracia, las comunidades eventualmente estallan cuando perciben sus derechos amenazados.

Y el principal derecho que reclaman es su participación en el mercado, su derecho al progreso, a la inclusión, y a los medios que necesitan para lograr ese objetivo. Por eso respondieron con gran entusiasmo a Cooperación Popular, ese gran abrazo que Belaunde les dio en su primero gobierno y gracias al cual fue reelegido luego. Por eso rechazaron a Sendero Luminoso y acogieron a Fujimori cuando este les dio no solo armas sino caminos, colegios y otras obras que el dirigió y supervisó personalmente. Y por eso cuando no pudieron integrarse desde el campo, lo hicieron migrando a las ciudades o al exterior.

Ahora que el país crece y se integra al mundo, las comunidades también perciben que este es el momento para ellas. Quieren incorporarse. Y el Estado tiene que ser capaz de entenderlo y ofrecerles una propuesta integral de desarrollo: caminos rurales a través de Provías rural; el paquete de 18 tecnologías de Sierra Productiva y los yachachiq, ha comenzado por el riego por aspersión que eleva notoriamente la productividad y convierte a campesinos de subsistencia en pequeños agricultores capitalistas; y, complementariamente, a partir de la reciente ley sobre votación en las comunidades, titulación individual al interior de ellas si es que libremente lo deciden, y una lista de empresas interesadas en asociarse con ellas para proyectos de ganadería, plantaciones forestales u otros, modelos de asociación o contrato con esas empresas, asesoría y esquemas de crédito.

Por eso, la mencionada ley debe ser vista como un instrumento de atracción de capitales y crédito, y no de despojo. Pero para eso debe formar parte de un planteamiento integral que reciba la máxima prioridad política y económica del Gobierno y se ofrezca formalmente. Este es el momento histórico para hacerlo. Después será tarde.

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