sábado, 16 de agosto de 2008

MEF evalúa experiencia de los yachachiq

Diario El Comercio.
Economía.
Pág. b3.

Sábado 16 de agosto del 2008.

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POLÍTICA DE ESTADO

MEF evalúa experiencia de los yachachiq

Programa Sierra Productiva ha tenido buenos resultados para combatir la pobreza

El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) evalúa la experiencia del programa Sierra Productiva, que nació en el Cusco y que ha permitido a miles de personas salir de la pobreza extrema, a fin de establecerlo como una política de Estado, informó el asesor de la ONG Instituto para una Alternativa Agraria (IAA), Carlos Paredes.

Este programa permite a los pobladores de las zonas altoandinas acceder a tecnologías de riego y otras de corte productivo. La difusión del programa se realiza a través de los yachachiq, que son maestros que llevan dichos conocimientos a los pobladores.

Paredes, de la ONG que impulsa el programa, comentó que uno de los pedidos expresados al MEF fue que se modifique la legislación del SNIP que impide a los gobiernos locales y regionales hacer inversiones en sistemas de riego de bajo costo.

La reciente reunión entre los yachachiq y el MEF se produjo con representantes de la Dirección General de Programación Multianual, que se encargan del manejo del SNIP, y de la Oficina de Estudios Económicos.

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Página web fuente:
http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2008-08-16/mef-evalua-experiencia-yachachiq.html

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lunes, 11 de agosto de 2008

Campesinos cusqueños crearon su propio modelo de desarrollo contra la pobreza

Diario El Comercio On Line.

Lunes 11 de agosto del 2008.

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Campesinos cusqueños crearon su propio modelo de desarrollo contra la pobreza

9:02 | Conozca la experiencia de los pobladores de Jabón Mayo. El Gobierno tiene la oportunidad de convertirlo en política de Estado y así vencer la pobreza extrema


Fuente: http://www.youtube.com/watch?v=GvjjJlBC6Go&fmt=18
Video. Contra la pobreza. Los pobladores de Jabon Mayo, en el Cusco, han desarrollado un exitoso plan para mejorar su calidad de vida; conozcalo.

Por Marienella Ortiz

En un lugar del Cusco, donde solo crece el ichu como mala hierba y donde el aire helado podría cristalizarse en las fosas nasales, los pobladores de la denominada microcuenca de Jabón Mayo generaron el milagro de convertirse en agricultores de hortalizas. Si antes la dieta diaria estaba basada en mote y papa, la vida de estos pobladores ha dado un giro de 180 grados, gracias a la utilización de tecnologías adaptadas a sus zonas que les permite consumir diariamente hortalizas de todos los colores.

Debido al desarrollo del agro, también se ha dado un salto en el rubro ganadero. Las vacas criollas, que producían dos litros diarios de leche, están siendo desplazadas por las productivas Brown Swiss que rinden 10 veces más. Otro rubro que cobra un mayor número de actores es el ganado de engorde. Es posible encontrar en algún establo un robusto toro que pese más de 500 kilos listo para venderse en S/.2.000 o S/.3.000 en las ferias ganaderas que comienzan a abundar en zonas aledañas. Con mejor carne y sabor, no resulta una ilusión que las mesas de los carnívoros más exigentes se satisfagan pronto con la producción local.

Así, los tomates se han convertido en las manzanas y el yogur vendido en sachet, en los nuevos 'chups' de los niños de Jabón Mayo. Además de superar la falta de nutrición, estos pobladores trazan sus planes productivos para los próximos años. De esta forma, estos peruanos han comenzado a dar sus primeros pasos para conectarse con aquello que parecía tan lejano: el mercado.

UN PROCESO
Hace 14 años un grupo de campesinos comenzó a soñar con otra vida. El trabajo fatigoso no era gratificado en la misma magnitud. La pobreza era lo único que heredaban los hijos de los pobladores. Había que romper con esa cadena de sucesiones y para eso solo contaban con la tierra, el agua y el sol.

Los peores meses del año son julio y agosto. Las heladas arrasan con cualquier vida vegetal o animal que permanezca a la intemperie en zonas cercanas a los 4.000 m.s.n.m. Sin embargo, este grupo de campesinos descubrió la manera de superar la adversidad del clima y la naturaleza, valiéndose de ellas mismas. Y lo más novedoso, la experiencia ha comenzado a replicarse en otras zonas altoandinas dentro y fuera del Cusco.

Agrupados en la Confederación de Campesinos del Cusco y con la iniciativa de la ONG Instituto para una Alternativa Agraria (IAA), consolidaron una serie de tecnologías productivas que provienen de los incas y también otras más modernas; todas en armonía con el medio ambiente. En conjunto, suman 18 tecnologías y su base está en el riego tecnificado. Con botellas y productos de la zona elaboran sus aspersores y sus bombas de agua. Eso significó que los campesinos dejasen de depender de las lluvias que caen tres meses al año para hacer uso de su propia lluvia a lo largo del año.

Con el tiempo, estos campesinos se autodenominaron 'yachachik' (quien lleva el conocimiento, en quechua), y el programa en su conjunto se ha bautizado como Sierra Productiva.

"Nosotros casi habíamos olvidado algunas de las prácticas de nuestros antepasados", reflexiona Félix Cayulla, secretario yachachik de la Federación de Campesinos del Cusco. Una de esas prácticas es justamente hacer uso del ichu para abrigar, como con una frazada, a los brotes de hortalizas en los huertos hasta que puedan valerse por sí solos. De esos huertos brotan lechugas, zanahorias, cebollas, rabanitos, acelgas y nabos, productos habitualmente encontrados en la costa.

La gente de las zonas altoandinas en el rango de pobreza extrema tienen ingresos de entre S/.80 y S/.200 al mes. "Si se adaptan estas tecnologías y reciben capacitación de los yachachik, solo en el primer año obtienen ingresos desde S/.300 hasta los S/.500 mensuales con la venta de sus animales o la elaboración de yogures, queques y otros productos. Esos ingresos no contabilizan las mejoras en la calidad de la alimentación. Ahora consumen productos que antes no existían", comenta Carlos Paredes, asesor del IAA.

PANETÓN DE BRÓCOLI
En la actualidad, las mujeres de los poblados que se acogieron al programa no tienen que ir a los mercados alejados de su comunidad, para complementar la dieta de los hijos. Basta con caminar unos pasos para coger de la tierra los vegetales que necesitan. Como parte de Sierra Productiva cosechan 13 tipos de hortalizas.

Ellos nunca antes habían probado una cabeza de brócoli o un atado de acelga. Debido a su poco contacto con la gastronomía costera están siguiendo su propio camino sin prejuicios. La mayoría elabora mermeladas de distintas verduras. Un pequeño pote de mermelada de perejil cuesta S/.2,5, informa Aludia Flores, mujer de Jabón Mayo. En su mesa también figuran otras con sabor a nabo, oca y zanahoria.

También los panes y los queques saben a beterraga o acelga. Incluso los panetones en Navidad fueron de brócoli. Los sabores no son marcados porque utilizan harina de las hortalizas, elaboradas con secadores artesanales alimentados con energía solar.

Además de esta nueva fuente de ingresos están los yogures, quesos y natillas. Sin embargo, el mayor ingreso lo estarían obteniendo del engorde del ganado. Un toro de más de 500 kilos es demandado en las ferias zonales de los domingos.

Los cuyes y las carpas ( tipo de pez) también son otra fuente de ingresos. Ese es el caso de unos de los antiguos yachachik, Benigno Torres Ccuito, quien tiene pensado elaborar desde el 2009 jamón de cuy. Para eso, su hijo Marco Antonio estudia ingeniería industrial en la Universidad de Sicuani. Este joven ha emigrado temporalmente, pero regresará a su tierra natal para hacer empresa.

MODELO A REPLICAR
Cada cierto tiempo, Raymundo Martínez, poblador de la comunidad de Huancahuanca, del distrito de Huanoquite, camina un día entero cruzando cerros hacia la ciudad del Cusco para comprar sus víveres. Hasta hace tres meses su propia producción se restringía a papa y trigo. Sin embargo, Raymundo, junto al resto de sus 750 vecinos, decidió invertir S/.50 de los S/.100 mensuales que recibe del programa Juntos en la compra de semillas de hortalizas (S/.5) y semillas de pastos asociados (4 variedades por S/.45) para huertos.

Al siguiente mes, destinaron los S/.100 para comprar cuyes y gallinas ponedoras. Así, Raymundo ya no tiene tanta urgencia de esos viajes largos y agotadores. Pasa más tiempo en la chacra y con su familia.

En Huancahuanca se observa a simple vista el cambio. Entre las vecinas comienzan a compartir sus recetas de cocina. Silvia Córdoba tuvo en pocos meses una producción impresionante de zapallos. La hortaliza se presenta en su mesa en mazamorra o sopas. "Ahora mis hijos tienen un mejor rendimiento en el colegio. Antes sembraba maíz, papa y habas. En el futuro ampliaré mi huerto para comenzar a llevar lo cosechado al mercado del distrito", detalla.

Incluso en el colegio de la comunidad, San Isidro Labrador, los chicos tienen talleres para el aprendizaje del manejo de estas tecnologías. Basta entrar al fitotoldo (invernaderos) del colegio al mediodía para darse cuenta de que es posible cultivar productos de zonas cálidas: la temperatura al interior bordea los 30 grados.

Aunque en un inicio la idea de destinar el dinero del programa Juntos a este quehacer colisionó con el concepto de asistencialismo e incluso creó un conflicto entre los yachachik y sus beneficiarios, el Ministerio de la Mujer estaría evaluando muy seriamente el modelo de Sierra Productiva como un camino para romper con la espiral de la pobreza.

POLÍTICA DE ESTADO
Hasta el momento, 30.000 familias del Cusco, Huancavelica, Ayacucho y Apurímac han participado de Sierra Productiva con resultados. "Todo esto empieza por imitación. Uno observa que al otro le va mejor y entonces nos piden que les ayudemos en la implementación de las tecnologías", refiere el yachachik Félix Cayulla. En su microcuenca de Huasacmayo, el 70% de los pobladores tiene riego por aspersión.

Para los yachachik este nuevo camino para superar la extrema pobreza ha quedado validado y es hora de que el Estado lo asuma como propio, para conectar a los campesinos con la bonanza económica.

La ministra de la Mujer, Susana Pinilla, acaba de presentar una propuesta a la Presidencia del Consejo de Ministros, para direccionar una parte del dinero de Juntos a labores productivas. En el oficio 440, la ministra plantea "agregar a las condicionalidades sociales ya existentes, el mejoramiento de las actividades productivas de la familia". Así, se buscaría instaurar un Juntos Produciendo, bajo el concepto de Sierra Productiva. Para Carlos Paredes es posible en poco tiempo expandir el programa a 400.000 familias. Ya no resulta un sueño.

Aludia con sus mermeladas; Benigno con su proyecto de jamones de cuy; Raymundo y Sivia con sus pasos en el comercio son solo algunas caras de ese Perú que se resiste a seguir siendo pobre y que puede avanzar a un mayor ritmo. Ellos necesitan al resto del Perú para lograrlo. ¿Qué esperamos? Ya existe la fórmula.

NECESARIA
Apoyo del sector privado
Este programa ha captado el entusiasmo de un grupo de economistas y líderes de opinión de corriente liberal. Acaba de formarse el Grupo de Apoyo a Sierra Productiva donde figuran nombres como José Chlimper, Patricia Teullet, Jaime de Althaus, Pablo Bustamante y Fernando Cillóniz, entre otros 20.

Asimismo, mineras como Xstrata, Antamina y Buenaventura han visitado a las comunidades para evaluar una posible participación. Igualmente, el Patronato de Huancavelica, en el que resaltan el grupo Romero, Coca-Cola y Telefónica tiene interés en promover este programa.

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Página web fuente:
http://www.elcomercio.com.pe/ediciononline/HTML/2008-08-11/Campesinos-cusquenos-crearon-su-propio-modelo-desarrollo-contra-pobreza.html

Sierra productiva.

Diario El Comercio.
Suplemento Día 1.
Portada.

Lunes 11 de agosto del 2008.

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LOS YACHACHIK.

MODELO DE DESARROLLO CON TECNOLOGÍA QUE ESTÁ REVOLUCIONANDO LA SIERRA >> 12.

ALTA COSECHA.

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Imagen de la versión impresa:
http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2008-08-11/ecpr110808d1.html

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Diario El Comercio.
Suplemento Día 1.
Págs. 12 - 15.

Lunes 11 de agosto del 2008.

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Peruanos que sobresalen gracias a la agricultura y ganado

Sierra productiva.

UN GRUPO DE CAMPESINOS DEL CUSCO ENCONTRÓ POR SÍ SOLO UN MODELO DE DESARROLLO PARA LOS MÁS POBRES. EL GOBIERNO TIENE LA OPORTUNIDAD DE CONVERTIRLO EN POLÍTICA DE ESTADO Y ASÍ VENCER LA POBREZA EXTREMA

Por
Marienella Ortiz

Fotos
Richard Hirano

Infografía Antonio Tarazona

En un lugar del Cusco, donde solo crece el ichu como mala hierba y donde el aire helado podría cristalizarse en las fosas nasales, los pobladores de la denominada microcuenca de Jabón Mayo generaron el milagro de convertirse en agricultores de hortalizas. Si antes la dieta diaria estaba basada en mote y papa, la vida de estos pobladores ha dado un giro de 180 grados, gracias a la utilización de tecnologías adaptadas a sus zonas que les permite consumir diariamente hortalizas de todos los colores.

Debido al desarrollo del agro, también se ha dado un salto en el rubro ganadero. Las vacas criollas, que producían dos litros diarios de leche, están siendo desplazadas por las productivas Brown Swiss que rinden 10 veces más. Otro rubro que cobra un mayor número de actores es el ganado de engorde. Es posible encontrar en algún establo un robusto toro que pese más de 500 kilos listo para venderse en S/.2.000 o S/.3.000 en las ferias ganaderas que comienzan a abundar en zonas aledañas. Con mejor carne y sabor, no resulta una ilusión que las mesas de los carnívoros más exigentes se satisfagan pronto con la producción local.

Así, los tomates se han convertido en las manzanas y el yogur vendido en sachet, en los nuevos 'chups' de los niños de Jabón Mayo. Además de superar la falta de nutrición, estos pobladores trazan sus planes productivos para los próximos años. De esta forma, estos peruanos han comenzado a dar sus primeros pasos para conectarse con aquello que parecía tan lejano: el mercado.

UN PROCESO

Hace 14 años un grupo de campesinos comenzó a soñar con otra vida. El trabajo fatigoso no era gratificado en la misma magnitud. La pobreza era lo único que heredaban los hijos de los pobladores. Había que romper con esa cadena de sucesiones y para eso solo contaban con la tierra, el agua y el sol.

Los peores meses del año son julio y agosto. Las heladas arrasan con cualquier vida vegetal o animal que permanezca a la intemperie en zonas cercanas a los 4.000 m.s.n.m. Sin embargo, este grupo de campesinos descubrió la manera de superar la adversidad del clima y la naturaleza, valiéndose de ellas mismas. Y lo más novedoso, la experiencia ha comenzado a replicarse en otras zonas altoandinas dentro y fuera del Cusco.

Agrupados en la Confederación de Campesinos del Cusco y con la iniciativa de la ONG Instituto para una Alternativa Agraria (IAA), consolidaron una serie de tecnologías productivas que provienen de los incas y también otras más modernas; todas en armonía con el medio ambiente. En conjunto, suman 18 tecnologías y su base está en el riego tecnificado. Con botellas y productos de la zona elaboran sus aspersores y sus bombas de agua. Eso significó que los campesinos dejasen de depender de las lluvias que caen tres meses al año para hacer uso de su propia lluvia a lo largo del año.

Con el tiempo, estos campesinos se autodenominaron 'yachachik' (quien lleva el conocimiento, en quechua), y el programa en su conjunto se ha bautizado como Sierra Productiva.

"Nosotros casi habíamos olvidado algunas de las prácticas de nuestros antepasados", reflexiona Félix Cayulla, secretario yachachik de la Federación de Campesinos del Cusco. Una de esas prácticas es justamente hacer uso del ichu para abrigar, como con una frazada, a los brotes de hortalizas en los huertos hasta que puedan valerse por sí solos. De esos huertos brotan lechugas, zanahorias, cebollas, rabanitos, acelgas y nabos, productos habitualmente encontrados en la costa.

La gente de las zonas altoandinas en el rango de pobreza extrema tienen ingresos de entre S/.80 y S/.200 al mes. "Si se adaptan estas tecnologías y reciben capacitación de los yachachik, solo en el primer año obtienen ingresos desde S/.300 hasta los S/.500 mensuales con la venta de sus animales o la elaboración de yogures, queques y otros productos. Esos ingresos no contabilizan las mejoras en la calidad de la alimentación. Ahora consumen productos que antes no existían", comenta Carlos Paredes, asesor del IAA.

PANETÓN DE BRÓCOLI

En la actualidad, las mujeres de los poblados que se acogieron al programa no tienen que ir a los mercados alejados de su comunidad, para complementar la dieta de los hijos. Basta con caminar unos pasos para coger de la tierra los vegetales que necesitan. Como parte de Sierra Productiva cosechan 13 tipos de hortalizas.

Ellos nunca antes habían probado una cabeza de brócoli o un atado de acelga. Debido a su poco contacto con la gastronomía costera están siguiendo su propio camino sin prejuicios. La mayoría elabora mermeladas de distintas verduras. Un pequeño pote de mermelada de perejil cuesta S/.2,5, informa Aludia Flores, mujer de Jabón Mayo. En su mesa también figuran otras con sabor a nabo, oca y zanahoria.

También los panes y los queques saben a beterraga o acelga. Incluso los panetones en Navidad fueron de brócoli. Los sabores no son marcados porque utilizan harina de las hortalizas, elaboradas con secadores artesanales alimentados con energía solar.

Además de esta nueva fuente de ingresos están los yogures, quesos y natillas. Sin embargo, el mayor ingreso lo estarían obteniendo del engorde del ganado. Un toro de más de 500 kilos es demandado en las ferias zonales de los domingos.

Los cuyes y las carpas ( tipo de pez) también son otra fuente de ingresos. Ese es el caso de unos de los antiguos yachachik, Benigno Torres Ccuito, quien tiene pensado elaborar desde el 2009 jamón de cuy. Para eso, su hijo Marco Antonio estudia ingeniería industrial en la Universidad de Sicuani. Este joven ha emigrado temporalmente, pero regresará a su tierra natal para hacer empresa.

MODELO A REPLICAR
Cada cierto tiempo, Ray-mundo Martínez, poblador de la comunidad de Huancahuanca, del distrito de Huanoquite, camina un día entero cruzando cerros hacia la ciudad del Cusco para comprar sus víveres. Hasta hace tres meses su propia producción se restringía a papa y trigo. Sin embargo, Raymundo, junto al resto de sus 750 vecinos, decidió invertir S/.50 de los S/.100 mensuales que recibe del programa Juntos en la compra de semillas de hortalizas (S/.5) y semillas de pastos asociados (4 variedades por S/.45) para huertos.

Al siguiente mes, destinaron los S/.100 para comprar cuyes y gallinas ponedoras. Así, Raymundo ya no tiene tanta urgencia de esos viajes largos y agotadores. Pasa más tiempo en la chacra y con su familia.

En Huancahuanca se observa a simple vista el cambio. Entre las vecinas comienzan a compartir sus recetas de cocina. Silvia Córdoba tuvo en pocos meses una producción impresionante de zapallos. La hortaliza se presenta en su mesa en mazamorra o sopas. "Ahora mis hijos tienen un mejor rendimiento en el colegio. Antes sembraba maíz, papa y habas. En el futuro ampliaré mi huerto para comenzar a llevar lo cosechado al mercado del distrito", detalla.

Incluso en el colegio de la comunidad, San Isidro Labrador, los chicos tienen talleres para el aprendizaje del manejo de estas tecnologías. Basta entrar al fitotoldo (invernaderos) del colegio al mediodía para darse cuenta de que es posible cultivar productos de zonas cálidas: la temperatura al interior bordea los 30 grados.

Aunque en un inicio la idea de destinar el dinero del programa Juntos a este quehacer colisionó con el concepto de asistencialismo e incluso creó un conflicto entre los yachachik y sus beneficiarios, el Ministerio de la Mujer estaría evaluando muy seriamente el modelo de Sierra Productiva como un camino para romper con la espiral de la pobreza.

POLÍTICA DE ESTADO
Hasta el momento, 30.000 familias del Cusco, Huancavelica, Ayacucho y Apurímac han participado de Sierra Productiva con resultados. "Todo esto empieza por imitación. Uno observa que al otro le va mejor y entonces nos piden que les ayudemos en la implementación de las tecnologías", refiere el yachachik Félix Cayulla. En su microcuenca de Huasacmayo, el 70% de los pobladores tiene riego por aspersión.

Para los yachachik este nuevo camino para superar la extrema pobreza ha quedado validado y es hora de que el Estado lo asuma como propio, para conectar a los campesinos con la bonanza económica.

La ministra de la Mujer, Susana Pinilla, acaba de presentar una propuesta a la Presidencia del Consejo de Ministros, para direccionar una parte del dinero de Juntos a labores productivas. En el oficio 440, la ministra plantea "agregar a las condicionalidades sociales ya existentes, el mejoramiento de las actividades productivas de la familia". Así, se buscaría instaurar un Juntos Produciendo, bajo el concepto de Sierra Productiva. Para Carlos Paredes es posible en poco tiempo expandir el programa a 400.000 familias. Ya no resulta un sueño.

Aludia con sus mermeladas; Benigno con su proyecto de jamones de cuy; Raymundo y Sivia con sus pasos en el comercio son solo algunas caras de ese Perú que se resiste a seguir siendo pobre y que puede avanzar a un mayor ritmo. Ellos necesitan al resto del Perú para lograrlo. ¿Qué esperamos? Ya existe la fórmula.

NECESARIA
Apoyo del sector privado
Este programa ha captado el entusiasmo de un grupo de economistas y líderes de opinión de corriente liberal. Acaba de formarse el Grupo de Apoyo a Sierra Productiva donde figuran nombres como José Chlimper, Patricia Teullet, Jaime de Althaus, Pablo Bustamante y Fernando Cillóniz, entre otros 20.

Asimismo, mineras como Xstrata, Antamina y Buenaventura han visitado a las comunidades para evaluar una posible participación. Igualmente, el Patronato de Huancavelica, en el que resaltan el grupo Romero, Coca-Cola y Telefónica tiene interés en promover este programa.

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domingo, 10 de agosto de 2008

Tanto mamar para no ordeñar

Diario El Comercio.
Pág. a7.

Domingo 10 de agosto del 2008.

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ANÁLISIS ECONÓMICO
Tanto mamar para no ordeñar

Por Fritz Du Bois

No es ninguna novedad decir que al Estado se le ve como a una vaca lechera, a la cual muchos están desesperados por ordeñar, incluso si alguno de ellos logra meterse en el establo, agarra su teta y luego nunca más la quiere soltar. Este parece el caso de los comités del Vaso de Leche, que volvieron a demostrar veloces reflejos para protestar a la primera señal de algún recorte presupuestal, y de esa manera lograron nuevamente intimidar al Gobierno, llevándolo a postergar cualquier decisión de introducir mejoras o de reformar.

Si bien el Estado tiene la obligación de velar por los desprotegidos, la lamentable realidad es que los programas alimentarios no cumplen su cometido y los enormes recursos que se les destinan son un desperdicio. Entre 1996 y el 2005 el Tesoro gastó 2.480 millones de dólares en ellos, sin embargo en esos 10 años la desnutrición crónica infantil solo disminuyo del 25 al 24 % del total de niños menores de 5 años. Más aun, considerando que ese fue un período con estabilidad económica y relativo crecimiento, por lo cual la pobreza en general disminuyó, es muy probable que esa mínima caída en la tasa de desnutrición se hubiera producido de cualquier manera aunque no existieran los programas en cuestión.

Evidentemente en el caso del Vaso de Leche, después de 23 años y 32.000 comités de madres en existencia, el manejo del programa en sí mismo ya se ha convertido en un medio de vida para cientos de miles de familias. Por ello, el siguiente paso, ahora sin temor, que debe de dar el Gobierno es sincerar la situación y ofrecerles un capital semilla a ese medio millón de potenciales empresarias que han demostrado gran capacidad y energía para organizar marchas, para que conviertan cada comité en una microempresa y liberar al Estado de la obligación de seguir subsidiando programas que claramente no han dado resultado.

Por otro lado, sigue pendiente el pasar la página de una política social asistencialista, que es ineficiente, que crea una población dependiente y para colmo con costos burocráticos crecientes, a una que logre realmente un piso plano para todos los peruanos. Por ello, se deben transferir los recursos que se desperdician en decenas de programas sociales que no tienen ningún impacto a esquemas como Juntos que al menos se fijan el plazo --con acceso forzado a salud y educación-- de sacar de la pobreza a las familias en una sola generación. Mejor aun sería entregarlos a la experiencia de los yachachiq de Sierra Productiva, quienes distribuyen tecnología y herramientas al campesino para que empiece a crear su riqueza. Pero lo más urgente sería poner en marcha la Ley Mypes que permitirá a millones de subempleados aspirar a un trabajo adecuado y esa es la única manera de salir de la trampa de la miseria.

Desafortunadamente no parece que este gobierno sea el que transformará los programas sociales, no solo le falta convicción, ya que como hemos visto esta semana cede a la primera señal de presión, sino que además, después de dos años, ni siquiera ha realizado la fusión generalizada de programas que ofreció y que no le debió haber tomado más de un par de meses . Pero la peor señal que han dado es la designación en Foncodes de un operador partidario con alarmantes antecedentes y muy cuestionado. Alimentando con ello la sospecha que habría más interés gubernamental en el potencial uso de los programas sociales para clientelismo electoral que una genuina vocación de transparentar y reformar una gestión social que a los pobres en poco ha beneficiado.

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miércoles, 6 de agosto de 2008

¿En qué sector debe estar Sierra Productiva?

Diario Correo.

Miércoles 6 de agosto del 2008.

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José Chlimper
Phronesis

6 de Agosto de 2008

¿En qué sector debe estar Sierra Productiva?

Pocos temas han alcanzado tan rápido consenso y apoyo de diferentes sectores como el concepto de Sierra Productiva. Distinto a Sierra Exportadora (programa mediante el cual se busca promover la producción exportable de la Sierra, articulándola logística y comercialmente a los mercados del mundo), Sierra Productiva busca dotar a los sectores más débiles y abandonados de la población, a esa capa social donde reside la pobreza extrema, impermeable esta a los programas sociales tradicionales del gobierno, de herramientas de tecnología intermedia para que a partir de una cosmovisión distinta del mundo y de sí mismos puedan salir de la pobreza... generando riqueza. Quizás porque una de las casi 20 tecnologías identificadas, sistematizadas y disponibles para su difusión haya sido el riego tecnificado (por aspersión en su mayoría), se pensó equivocadamente que el programa debía estar adscrito al Ministerio de Agricultura. No obstante, la política actual del Minag es la de la fortalecer la asociatividad productiva (como debe ser) y no cuenta con los recursos técnicos para manejar la mayoría de las tecnologías que componen Sierra Productiva (SP.) Veamos: SP tiene un componente de planificación de la economía familiar, con visión de futuro; eso –tradicionalmente– debería estar en el currículo del Ministerio de Educación. SP tiene un componente de producción de carpas (peces herbívoros a diferencia de las carnívoras truchas) por lo que –tradicionalmente– debería estar en el viceministerio de Pesquería.

SP tiene un componente de instalación de cocinas familiares aireadas, secadores y hornos solares, por lo que podría estar en los programas de la ONG Sembrando. SP tiene un componente de generación térmica de gases para cocinar, por lo que podría estar en el Ministerio de Energía y Minas. Su componente de tratamiento de aguas servidas, generando Biol, gas, y fertilizantes llevaría el programa al Ministerio de Vivienda. Sus técnicas de producción de yogures, mermeladas, y quesos nos lleva al viceministerio de Industrias. Etc.

Como vemos, Sierra Productiva no es un programa agrario, es un programa integral de desarrollo. Quizás el más inteligente y eficaz que alguna vez se haya organizado. Y es por ello que muchos políticos y burócratas se oponen ferozmente a él. Porque para que subsista una mano que entrega (y gana por ello, y algo se queda en el camino) se requiere una mano extendida que pida. Todos los meses, todos los años. Con SP se interviene una o dos veces y luego las familias se desarrollan solas saliendo rápidamente de la extrema pobreza y alcanzando en pocos meses el umbral productivo suficiente para su autoconsumo y venta de excedentes produciendo ingreso monetario.

Que el gobierno gaste más de 4,000 millones de soles al año, todos los años, en aliviar la pobreza está bien. Pero que teniendo los recursos económicos, existiendo la tecnología, existiendo más de 2,000 yachaqchiqs probados y calificados, que no se puedan gastar unos cientos de millones de soles en generar riqueza, en el corazón de las zonas más pobres, sería un hierro monumental.

Siendo SP un Programa de Desarrollo y no agrario, debe adscribirse al Ministerio de la Mujer, donde estoy seguro habremos cientos de peruanos de buena voluntad que gustosos apoyaremos con ahínco este programa no-nato que puede y debe cambiar la historia social del Perú.

José Chlimper
6 de Agosto de 2008

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Pág. web fuente:
http://www.correoperu.com.pe/lima_columnistas.php?id=72868

martes, 5 de agosto de 2008

El riego por aspersión es el “motor de cambio” para el desarrollo de la sierra

Colegio De Ingenieros Del Perú - CIP.
Consejo Departamental de Lima.
Noticias del Capítulo Ing. Agronómica y Zootecnia.

Martes 5 de agosto del 2008.

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El riego por aspersión es el “motor de cambio” para el desarrollo de la sierra
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Con el sistema por aspersión ya no se limita el riego a las épocas de lluvia.

Con el sistema por aspersión ya no se limita el riego a las épocas de lluvia.
(CD Lima, 05/08/08) El error fundamental del sistema tradicional andino ha sido aprovechar únicamente el agua de la lluvia en el riego de los campos de cultivo; pero la potencialidad de la sierra es mejor explotada con sistemas tecnológicos, como lo es el riego por aspersión.

Así lo señaló el ingeniero Carlos Paredes Gonzáles durante la conferencia “Sierra Productiva”, un evento organizado por el Capítulo de Ingeniería Agronómica y Zootecnia del Consejo Departamental de Lima – CIP.

El ingeniero Paredes explicó que el riego tradicional arrastra y erosiona la tierra, desnutriéndola y afectando las cosechas. El riego por aspersión, en cambio, aprovecha el agua de los reservorios y mejora la calidad de los productos.

Con este riego tecnificado al que incentiva el programa Sierra Productiva a través del Instituto para una Alternativa Agraria (IAA) que dirige precisamente el ingeniero Carlos Paredes, unas 30 mil familias de distintas localidades de la sierra van saliendo de la pobreza extrema porque pueden tener más cosechas al año y en consecuencia mejorar sus ventas.

Antes de incorporarse al programa Sierra Productiva –anotó el expositor– las familias campesinas solo obtenían entre 80 y 120 soles de ingreso mensual. Pero al año de participar del programa, lograron ingresos por 500 soles.

Además de la producción agrícola, el programa se dirige también a la crianza eficiente del cuy, del ganado vacuno, porcino; y a la transformación de productos, es decir, a la creación del valor agregado.

El expositor lamentó que los proyectos de riego por aspersión encuentren obstáculos por causas políticas, ya que para el Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP) este tipo de riego pertenece a una gestión privada y por lo tanto el Estado no tiene que invertir en ellos.

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Página web fuente:
http://www.cdlima.org.pe/index.php?option=com_content&task=view&id=1062&Itemid=84

viernes, 1 de agosto de 2008

Darle alma al crecimiento

Diario El Comercio.
Opinión.
Pág. a4.

Viernes 1ro de agosto del 2008.

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Darle alma al crecimiento

Rincón del autor.

Es inconcebible y hasta inmoral que el Gobierno no haya adoptado como política de Estado la propuesta de Sierra Productiva y los yachachiq

Por Jaime de Althaus Guarderas

Es cierto que solo la iniciativa productiva privada permite salir de la pobreza. Los campesinos no saldrán de ella recibiendo 100 soles de Juntos todos los meses. Por el contrario, eso los mantendrá en la indigencia. Si hay que ser pobre para recibir 100 soles, pues habrá que permanecer como tal para seguir recibiéndolos. Es peligroso. Corremos el riesgo de generar una dependencia perversa. Juntos debe ser reconvertido en un medio de capitalización productiva de los agricultores pobres. Usar parte de los 100 soles para pagar a plazos equipos de riego u otras innovaciones, por ejemplo. No cuchara, sino palanca. Porque el problema es cómo lograr que los pobres inviertan y produzcan, cómo pasar de actividades de subsistencia o autoconsumo a actividades de acumulación capitalista. Dicho de otro modo, cómo participar en la fiesta del mercado, cómo convertirse en ciudadanos plenos.

La respuesta del Gobierno es simple: más carreteras, más teléfonos, más electrificación, más agua potable, etc. Y está bien, pero no es suficiente. Los campesinos andinos necesitan apoyo tecnológico y opciones institucionales para aumentar su productividad. El paquete tecnológico ya existe: está en el programa Sembrando de Pilar Nores, en la revolución del riego por aspersión y otras tecnologías de Sierra Productiva y los yachachiq, entre otros. Las opciones institucionales también: la titulación individual que puede ofrecer Cofopri si las comunidades lo deciden, y ofertas de alianzas productivas con empresas.

Es inconcebible y hasta inmoral que el Gobierno no haya adoptado como política de Estado siquiera la mencionada propuesta de Sierra Productiva, por ejemplo, que permitiría a los campesinos salir de la pobreza en uno o dos años. La resistencia viene, sobre todo, del Ministerio de Agricultura, cuyos intereses burocráticos temen seguramente ser desplazados y no toleran que los humildes yachachiq reemplacen a los técnicos del ministerio. Es el síndrome colonial. La eficiencia de Sierra Productiva denuncia la ineficacia de los programas de ese ministerio. Por eso se oponen. Una vergüenza.

Está faltando clamorosamente una propuesta integral bien articulada para ofrecerla con entusiasmo y convicción a las comunidades. Es el elemento catalizador que se necesita para darle alma a este crecimiento de las cifras y contrarrestar la difundida idea de que este es un gobierno para los ricos. La reforma del alma debe comenzar con una reforma del mensaje del Gobierno, de su propuesta integradora. A este gobierno le hace falta liderar una gran cruzada popular por la inclusión de los pequeños en el mercado, en el gran intercambio nacional y global, donde otras reformas como la de las mypes también deben convertirse en bandera y en hechos.

De lo contrario, el país puede ser ganado por los manipuladores de las expectativas, diferencias y resentimientos que el mismo crecimiento naturalmente enciende, y de las resistencias de los afectados por las reformas modernizadoras y formalizadoras, desde la ley de carrera pública magisterial, que instaura el mérito, hasta las leyes que ordenan la actividad forestal y la pesca, por ejemplo. Esa movilización contra el progreso, que se mezcla con reclamos legítimos por incumplimientos del Gobierno o por mejores condiciones de acceso al mercado, solo puede ser contrarrestada por la percepción popular de un gran esfuerzo de integración nacional en marcha en el cual todos tienen cabida.

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