sábado, 25 de octubre de 2008

Construir mercado para destruir la pobreza

Revista Presencia No 156.

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Con riego tecnificado 30 mil familias campesinas pobres revolucionan el agro a más de 4,000 m.s.n.m. y hoy, unidas mejoran su calidad de vida con trabajo productivo.

Construir mercado para destruir la pobreza

Con Sierra Productiva, el revolucionario programa del Instituto para una Alternativa Agraria (IAA) para cambiar la cultura de riego, las economías de sobrevivencia de la sierra peruana están pasando a la historia, siendo, por fin, parte de un país que progresa. ¿Podrá acabarse la pobreza en el Perú en sólo diez años? Esta posibilidad no es un sueño sino la realidad auspiciosa que ya empiezan a vivir 30 mil familias de la sierra de Cusco, Huancavelica, Ayacucho, Arequipa, Apurímac, Puno, Junín, Lima y Ancash, gracias al aprendizaje y manejo de nuevas tecnologías de riego y producción agrícola. La tarea lleva más de una década poniéndose en práctica en las comunidades más pobres, cuenta a “Presencia”, su presidente, el economista Carlos Paredes Gonzales, quien junto a Pablo Bustamante Pardo, Jaime de Althaus y José Chlimper -quienes forman el grupo de apoyo que vela para que la experiencia conserve su autenticidad y sea conocida en los sectores privado y públicola impulsan con interesantes fundamentos técnicos y prácticos que están logrando una derrota efectiva de la pobreza…al fin.

Carlos Paredes Gonzales, economista que está dirigiendo con gran éxito el Programa Sierra Productiva.

Cuenta Carlos Paredes que la experiencia surgió en el Cusco en 1994, en el marco de la relación del IAA con la Federación Departamental de Campesinos de Cusco, la mayoría de ellos, proveniente de economías de sobrevivencia.

El trabajo ha consistido en incorporar al programa Sierra Productiva a familias pobres para reorientar su trabajo bajo un enfoque de gestión integral de microcuencas, es decir, “tomando el agua como el vector articulador de todos los demás recursos: forestación, suelos eriazos, áreas cultivables, integrando la biodiversidad de suelos altos, medios y bajos, que marca todo curso de agua”.

El resultado, más allá de la evidente elevación en los niveles de calidad de vida de estas poblaciones, es la generación de capacidades de gestión eficiente de tecnologías, innovación y asociatividad. En otras palabras, la posibilidad de hacer empresa ingresando a la órbita del mercado real.

Estas familias, explica, se vinculaban al mercado sólo en dos oportunidades al año, cuando lograban la cosecha y hacían alguna venta importante del producto, mientras que lo que les servía para mantenerse era, lógicamente, lo que les quedaba de existencias luego de la venta de la cosecha. Pero el problema real era otro.

“Nuestro análisis del problema partió de una línea de base económica. Y advertimos que el bloqueo más importante lo tenían en la cultura de riego, absolutamente dependiente de la lluvia. Como en el país llueve apenas tres meses, estos pobladores se hacían dependientes de ello. Claro que también hay pastos naturales que dependen de la lluvia, pero se va la lluvia y estos se secan. Entonces, el aprovechamiento de los recursos -en términos de tiempo- estaba siendo la cuarta parte de lo que debía ser”.

El motor del cambio

Pero el gran cambio se produjo cuando los pobladores aprendieron a gestionar los recursos naturales, aun cuando el principal -el agua- les fuera esquivo la mayor parte del año. Para ellos había llegado al hora de encontrarse con la tecnología y aprender a rentabilizarla, “sacándole la vuelta” a la naturaleza. Según Carlos Paredes, el riego tecnificado fue el motor del cambio. “Con esta tecnología, tomamos agua de una fuente pequeña y la acumulamos en un reservorio, sencillo,

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rústico. La fuente puede provenir de un manante, canal o acequia -explica-. Eso hace que el agua acumulada se concentre y adquiera peso. El peso hace que salga por tubos a presión y esa presión, gracias a la diferencia de alturas que abunda en las laderas de la sierra, logra que podamos tener lluvia artificial. Y pasar de una lluvia natural de tres meses al año a una lluvia artificial que la puedes usar varias veces por semana, cambia absolutamente todo”.

Aplicando esta solución, el rubro hortalizas, por ejemplo, pasó de tener tres meses aptos para el cultivo a tener disponibles las 52 semanas del año. Dependiendo de la lluvia sólo tenían cebolla, zanahoria y lechuga, ahora amplían su diversidad a 16 variedades de hortalizas a campo abierto y con invernadero rústico tienen 10 hortalizas más y 5 tipos de frutas “El pasto, que antes crecía apenas cinco centímetros… ¡hoy soporta 5 cortes al año! ¡de cosechar 5 cm, se pasa a cosechar 5 metros, 100 veces más!”, exclama Paredes sin ocultar su satisfacción. “Esto está llevando a que las familias tengan una sobreoferta de alimento para el ganado, por lo cual han pasado a tener rápidamente varias crianzas y logrando, finalmente, una explosión tremenda de condiciones alimentarias y condiciones para la venta en el mercado”.

Bajo la premisa “que tu chacra se convierta en tu supermercado” en sólo mil metros cuadrados, cada familia puede ahora tener un kilo de producto diario: lunes: quinua, mar tes: tarwi, miércoles: habas, jueves: maíz, etcétera; es decir, 52 kilos por producto, un kilo por semana. Lo mismo sucede con la producción de hortalizas frescas y también de yogurt, queso, carne de cuy dos veces por semana, y otros productos. “Los campesinos con ese mayor desarrollo también van a poder cubrir las necesidades del mercado interno. Incluso podríamos potenciar la producción interna y hacer que la pequeña producción campesina reemplace a las importaciones para tener un equilibrio más sano para la economía peruana ahora que estamos en la era de los alimentos caros”, comenta.

Hasta antes de incorporarse al programa Sierra Productiva, las familias obtenían entre 80 y 120 soles al mes como ingreso total, pero al primer año de ser parte del programa, lograron 500 soles. Inclusive, hoy existen ´familias estrella´, que venden sus productos por un valor superior a los 3 mil y 4 mil soles. En efecto, con familias que dedicaban su vida sólo para tratar de abastecerse de alimentos básicos, las conexiones con el mercado parecían utópicas. Pero con un cambio de idiosincrasia y mucha inducción hacia un enfoque de eficiencia, las cosas tenían que ser diferentes.

Construyendo mercado

Sierra Productiva ya ha logrado atender a 30 mil familias en el Cusco, Huancavelica, Ayacucho, Arequipa, Apurímac, Puno, Junín, Lima y Ancash. Inclusive, ha llegado a tejerse una red asociativa entre ellas, alrededor de 500 convenios -entre asociaciones y microempresas- que incluyen a más o menos 6 mil de las 30 familias. “Ahora que ya tenemos el camino trazado, podemos anticipar las asociaciones para abreviar el proceso y aprovechar las lecciones aprendidas por los que ya están instalados en el mercado. Estamos dando los primeros pasos en capacitación empresarial”, señala Paredes.

En el desarrollo de esta experiencia la producción está siendo diversificada. Por ejemplo, quienes tienen vacas, pueden agenciarse de un ingreso diario, mientras que con el cuy es semanal; el porcino lo reditúa mensual, el engorde de ganado provee cuatro grandes ingresos al año, las hortalizas, ingreso frecuente y la transformación, ingreso diario y frecuente.



Cada familia elige alguna de estas seis fuentes de ingreso como la principal, mientras todas las demás actúan como complementarias. Así empieza a delinearse el camino hacia la asociatividad. A todo esto, sin embargo, el título “cadena productiva”, no agrada mucho.

“Este es un proceso de construcción de mercado al que no le queremos llamar “cadena productiva”, porque allí se instala la idea de que el campesino debe ser un proveedor y no un agente transformador y creador de valor agregado -explica el economista-. Propiciamos la transformación artesanal familiar, para que todos tengan la oportunidad de experimentar lo que implica acceder a la generación de la ganancia y la gran diferencia que existe cuando venden sus productos como materia prima. Lo que hoy hacemos es que en este proceso, las familias se enfrenten a nuevos retos y los superen con creatividad. Ese proceso de entrenamiento les otorga una conexión con la vida real y les da la oportunidad de corregir sus propios errores”.

Precisamente en la tarea de construir mercado, cada quien se hace una cartera de clientes con vecinos, mercados de distritos aledaños, de capital de la provincia y luego, regionales, pero las familias se juntan para poder afrontar y satisfacer la demanda, sobre todo para poder abordar el mercado de los contratos. Las familias trabajan así sobre una cartera diversificada que ayuda a su autoalimentación, lo cual es muy importante en el contexto actual en el que los alimentos baratos ya no lo son más debido a su redireccionamiento al mercado de los biocombustibles.

Sostenibilidad

Parte del futuro de Sierra Productiva es dialogar y convencer a las autoridades del Estado, (gobiernos locales, regionales, ministerios) y presentar el proyecto

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al empresariado. La propuesta inmediata es financiar a 50 mil familias que tienen perfiles de riego por aspersión. Así, el programa se extendería a 140 distritos en nueve regiones. Tiene la capacidad para organizar la demanda a 150 mil o 200 mil familias por año, unas 400 mil familias hasta el 2011, es decir, un tercio del total del millón 200 mil familias que existen en la sierra. En 10 años se podría llegar al total.

Se estima que con fondos del Estado para ayuda social podría producirse un giro en la lucha contra la pobreza, haciendo que los fondos destinados a gasto social asistencial se convierta en inversión productiva motivadora de una actitud emprendedora.

“Esta inversión no es como el Vaso de Leche que ya lleva 26 años y la pobreza continúa. Es una inversión por única vez, genera capacidades y las personas son las protagonistas de sus propios cambios -afirma Carlos Paredes-, las hace mejores ciudadanas, con una mentalidad y actitud emprendedora, que rompe la idea del pliego de reclamos con una demanda infinita, donde se hace una lista de necesidades y además se espera que otro las resuelva”.

“Sierra Productiva” plantea que cada familia instale 18 tecnologías. 11 son productivas y 7 usan energías renovables. La idea es que un primer año instale 10 (por ejemplo, riego tecnificado, huerto, pastos, animales menores, mini parcelas, forestería, agua segura y cocina mejorada). Segundo año, 5 tecnologías (establo mejorado, fitotoldo, equipo de transformación, terma solar, baño seco, biodigestor). Y el tercer año 3 tecnologías (pez carpa, cocina solar y biodigestor). El costo para el primer año es 1,100 soles de aporte externo que se complementa con el aporte propio de las familias equivalente a 2,300 soles. El total de las 18 tecnologías requieren 7 mil soles de aporte externo.

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(1) “Ellos pensaban que podían tener el beneficio de lo que les da la tierra sólo tres meses al año. Al tener el riego tecnificado, por aspersión, se rompen las limitaciones existentes, descubren sus potencialidades y las posibilidades de mejor rentabilidad”.

(2) Las claves del éxito

Entre los años 1994 y 1999, los gestores de Sierra Productiva hicieron un balance y descubrieron que muchas familias habían hecho suyas un total de 40 tecnologías, entre productivas, conservacionistas y de transformación, así como en instrumentos de gestión.

Tecnologías productivas: huerto fijo, cultivos asociados, siembra escalonada, rotación de cultivos, cultivo en fitotoldos, chacra integral con mini parcelas para cultivar granos y tubérculos andinos ancestrales, plantas medicinales, para consumo frecuente para prevención, con cama de plantas medicinales en huerto fijo. Crianza y manejo de animales menores y manejo de ganado.

Tecnologías conservacionistas: conservación y manejo de suelos con prácticas mecánicas de terrazas de formación lenta, pata patas, andenes y zanjas de infiltración, fertilización del suelo con compost, humus y abono verde, gestión del agua, riego tecnificado, agroforestería para proteger huertos y parcelas de cultivos y pastos.

Tecnologías de transformación: de leche (yogurt, queso, manjar blanco, flan), de hortalizas (encurtidos, mermeladas, néctar, jugos, mazamorras, refresco instantáneo, tortillas, tortas, panetones), de tubérculos (pan de papa, mermelada de papa, oca, mashua, torta de chuño), de carnes (jamones y embutidos).

Mecanismos de capacitación: para la adquisición de nuevos conocimientos o conocimientos innovadores y tecnologías. Los transmisores de los conocimientos son también campesinos, los yachaychiq (el que conoce y
[Continúa en (4)]

(3) “La propuesta inmediata es financiar a 50 mil familias que tienen perfiles de riego por aspersión. Así, el programa se extendería a 140 distritos en nueve regiones.

[Viene de (2)]
(4) transmite), alrededor de 1700, considerados la columna vertebral del enfoque. La metodología de capacitación es “de campesino a campesino”. Los yachachiq son líderes tecnológicos, realizan pasantías a predios familiares exitosos que ayudan al “interaprendizaje” mediante diálogos que les permiten comprender cómo lo han hecho, qué cambios se realizan y qué resultados les están dando.

Las familias elaboran un perfil de riego por aspersión: que implica la identificación de la fuente de agua que se va a aprovechar, la medición del caudal, el trazo de la línea por donde va a correr la tubería y un cálculo de la pendiente por donde va pasar y finalmente el área por donde van a regar. El dato del caudal ayuda a calcular la dimensión del reservorio. La línea recta por donde va a ir la tubería, va a definir cuántos tubos necesitas, el área determina cuánto de manguera se requiere, y cuántos aspersores se necesita. Finalmente la pendiente va a determinar con qué presión llega el agua y cuántos aspersores se podrá usar simultáneamente.

Diseño de Gestión para planes prediales: la familia describe cómo está hoy su chacra, luego hace un gráfico sobre su perspectiva donde estarían instaladas las tecnologías como paquete global. De la suma de los planes de desarrollo de las familias de toda la comunidad sale el plan de desarrollo de la comunidad y la suma de todos ellos arroja el plan del distrito. Así se realizan las predicciones de la evolución y dinamización de los mercados locales y regionales.

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Archivo "pdf":
http://www.presencia.confiep.org.pe/facipub/upload/publicaciones/1/539/reporteperu.pdf

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